

Por Joel Matos Ortíz, Puerto Rico
Joel Matos Ortíz (37, Puerto Rico, MSF bio here, @joelmatosultra) has crossed the English Channel, the Cook Strait, the Strait of Gibraltar, the Catalina Channel, and a 47 hour 6 minute 92 km crossing from the British Virgin Islands to his native Puerto Rico in 2019.
But it was his cold water channel crossing of the North Channel from Northern Ireland to Scotland earlier this year on August 16th in 13 hours 36 minutes that was his toughest swim yet.
He tells his story below…


Hace exactamente un mes conquisté el Canal del Norte, entre Irlanda y Escocia. Un cruce que marcó mi vida de manera distinta a los demás retos del Oceans Seven y otras travesías que he experimentado.
El Primer Intento: la noche y las medusas
El 2 de agosto inicié un nado nocturno, comencé a las 11:30pm. La oscuridad era total; no veía absolutamente nada. Pronto llegaron las primeras picaduras de las medusas Melena de León, que poco a poco desataron en mi cuerpo una reacción alérgica severa. La picazón era tan incontrolable que en ocasiones tenía que detenerme para quitarme los goggles y el gorro y rascarme el cabello.
Lo peor vino después: dificultad respiratoria. Continué nadando, pero mi esposa (que me acompañaba en el bote) y el equipo de Infinity Channel se dieron cuenta de la gravedad. Me hicieron detenerme. Estaba en peligro real.
Abandonar el agua fue una decisión que nunca había tomado en mis travesías. Sentí temor, frustración y, por primera vez, vulnerabilidad. Tres días de tratamiento médico fueron necesarios para recuperarme. Curiosamente, el frío, que era mi mayor
preocupación como caribeño, no fue un factor negativo.
El Segundo Intento: resiliencia y propósito
Dos semanas más tarde, tras recuperarme físicamente, surgió otra oportunidad de nado en la próxima ventana. Permanecer en Irlanda significó ajustes y sacrificios, pero también me regaló una segunda oportunidad.
El 16 de agosto, dos semanas después del primer intento, al amanecer, me lancé al agua nuevamente. Esta vez nadaba con una convicción distinta: no rendirme y honrar a los jóvenes de mi isla a través de la Organización “Jóvenes de Puerto Rico en Riesgo”.
No solo recaudaba dinero para ellos, sino que quería darles un ejemplo. Mi meta ya no era lograr un tiempo específico pues sabía que aún no estaba recuperado completamente, sino que quería demostrarme que el fracaso en ocasiones es parte de la travesía, no el final.
El encuentro con Escocia
Las medusas volvieron a aparecer. Las primeras que vi me robaron la respiración, pero logré esquivarlas. Mi cuerpo y mi mente entendieron que esta vez sería diferente. El frío dejó de ser enemigo y, por muchos momentos, lo disfruté. Tras 13 horas de brazadas llegué a Escocia. No solo crucé el Canal del Norte, crucé también mis propios miedos y así completar mi quinto océano del Oceans Seven.
Más que un logro deportivo
Llegué a Irlanda con unas expectativas; me fui habiendo conquistado las que el Canal me impuso. Más allá de lo deportivo, los aprendizajes de vida fueron inmensos: la resiliencia, la valentía y el valor de una segunda oportunidad.
Agradezco profundamente a los nadadores locales que me apoyaron durante ese mes y a todos los que me acompañaron desde Puerto Rico. Y así como el nombre que lleva mi libro, “Entre Brazadas y Olas” conquistamos una nueva travesía con propósito.


La espera también es travesía
Este poema va dedicado a todos los atletas que de una forma u otra están en la “espera” de poder intentar cumplir sus metas, grandes o pequeñas. Inclusive si lo lees con detenimiento aplica a la carrera de la VIDA que llevamos día a día. Si te identificas compártelo…
Hay un silencio que no se ve,
pero pesa.
Un tiempo que se alarga
como la sombra de una ola,
antes de romper.
Espero, no con los brazos cruzados,
sino con el alma en guardia,
los sentidos tensos, el pulso despierto,
como quien sabe que la llamada puede llegar en cualquier momento.
La mente recorre rutas que aún no he conquistado, mientras el cuerpo afina memorias de entrenamientos pasados,
y mi corazón se prepara a flotar
entre el miedo y la esperanza.
La espera no es quietud,
es resistencia sin aplauso,
es confiar en el momento justo,
en que el viento, la marea y la vida
decidan abrirme la puerta del intento.
Es en esta calma impuesta
donde se prueba la verdadera fuerza:
no en la brazada,
sino en la paciencia del que no se rinde.
Porque cada día sin partir
también es parte del viaje.
Porque si el mar es destino,
la espera es el umbral sagrado.
Y cuando llegue la señal,
cuando digan: “es hoy”,
no dudaré.
Porque ya el miedo y el cansancio,
se han vuelto mis aliados,
en esta vigilia, que es mi primer nado.
An English translation is here.
© 2025 Daily News of Open Water Swimming
“to educate, enthuse, and entertain all those who venture beyond the shoreline“
World Open Water Swimming Federation, a human-powered project.